domingo, 21 de marzo de 2010

Balánida (Paul Verlaine): Oda Al Falo.

Balánida
I
Es un corazón pequeño,
la punta al aire:
símbolo orgulloso y dulce
del corazón más tierno.

Lágrimas derrama
corrosivas como brasas
en prolongados adioses
de flores blancas.
(...)

II
Glande, punto supremo
del ser
del amado.
Con temor, con alegría
reciba tu acometida
mi trasero perforado

por tu macizo instrumento
que se inflama victorioso
de sus hechos y proezas
y entre redondeces se hunde
con sus ímpetus alevosos.

Nodrizo de mis entrañas,
fuente segura
donde mi boca se abreva,
glande, mi golosina o bien
sin falsos pudores,

glande delicioso ven
revestido
de cálido satín violeta
que mi mano se enjaeza
con un súbito penacho
de ópalo y leche.

Es sólo para una paja
apresurada que hoy te invoco.
Pero, ¿qué pasa? ¿Tu ardor se impacienta?
¡Oh, flojo de mí!

A tu capricho, regla única
respondo
por la boca o por el culo,
ambos listos y ensillados
y a tu disposición
maestro invicto.

Después, néctar y pócima
de mi alma, ¡oh glande!,
vuelve a tu prepucio, lento
como un dios a su nube.
Mi homenaje te acompaña
fiel y galante.


Paúl Verlaine (1844 - 1896)

1 comentario:

Verónica Gelem dijo...

Me gusta su manera de erotizar el momento en que se encuentra con su preciado glande. Un poco de flacidez matizando el ímpetu del tono no vendría mal, proque erotismo puede ser todo si así se lo mira, pero no quisiera corregir a Verlaine... (O pensandolo nuevamente el final guarda un poco de esa emoción relajante).