domingo, 23 de mayo de 2010

'A Ángela' por Carolina Coronado.

Genevieve Bonnetier Jost - Mostar ou la chute l'ange


Ángela, melancólica mi alma
hacia tus brazos encamina el vuelo
ansiosa de encontrar en ellos calma.
 
Que, siempre son los ángeles del cielo
ésos que nos arrullan blandamente
y nos prestan reposo y dan consuelo.

Tú tienes una voz que el ruido miente
de las sencillas tórtolas, y el eco
del murmurar tranquilo de la fuente,

Y aunque en el pecho de inocencia seco
no halle lugar tan cándido sonido
halla en el mío dilatado hueco.

Si, yo mi juventud no he consumido,
conservo la ilusión y el sentimiento
y aun puedo al tierno amor prestar oído:

Ora célebre amor tu tierno acento,
ora te duelas dél, siempre te escucha
mi enternecido corazón atento.

Y si en el siglo de ambición y lucha
consuelo mutuamente no nos damos
de nuestras almas a la pena mucha,

Ángela, ¿con el llanto a dónde vamos?
¿Hacia dónde el amor sencillo y bello
de nuestra musa juvenil llevamos?

De rosas y jazmines el cabello
te puedo coronar, sino ambiciosa
por ceñir el laurel doblas el cuello:

Yo quiero consagrar mi edad penosa
a celebrar las cándidas doncellas
que sólo en su amistad mi alma reposa;

Entusiasmo y virtud encuentro en ellas
y en sus arpas dulcísimas y santas
el consuelo y la paz de mis querellas.

Por eso vuelo a ti, que tierna cantas
a Dios ya los amores de mi vida
raudal perpetuo de emociones tantas.

Por eso ya sintiéndome abatida
el alma hacia tus brazos encamino
porque en ellos la des bella acogida.

Más precio yo tu arrullo peregrino
que de las trompas bélicas los sones
donde horribles batallas imagino,

Más precio yo, doncella, tus canciones
que los oscuros libros de la historia
donde jamás hallé sino borrones;

Más precio de amistad la suave gloria,
más de mis compañeros la sonrisa
que del mayor guerrero la victoria.

De dos en dos, las tórtolas, poetisa,
cantan sobre los rudos encinares
mecidas en sus ramas por la brisa:

Así das tú compaña a mis pesares
aliento a un pecho lánguido infundiendo
con el celeste ardor de tus cantares...

Ya no sufro; mis párpados cayendo
a tu benigno influjo, dulce amiga,
poco a poco y mi espíritu adurmiendo
en tus brazos se van... ¡Dios te bendiga!
                                                              
                                                                                                        Carolina Coronado

lunes, 17 de mayo de 2010

Aureolas


 Louis Welden Hawkins - Haloes

The Haloes, se denomina esta obra que el simbolista francés Louis Walden Hawkins pintó en 1894 y donde priman los colores tierra a pesar que  lo que captura la atención a primera vista son precisamente las brillantes aureolas amarillas sobre las cabezas de estos seres que parecieran guardar parecido con la Beatriz de Dante, por el esplendor que despiden sus silueta y por lo angelical y puro que emana su torso desnudo. 
Nótese en la obra el elemento aire soplando sobre los cabellos de uno de estos angelicales seres que muy juntos parecen leer, meditar y dilucidar sobre los secretos que guarda un antiguo libro. 
Como figura de fondo, un jardín de girasoles ajados por la inclemencia del viento, los cuales como antorchas en el camino de la vida, nos recuerdan a nuestra madre Natura en conjunción con el paso inevitable del tiempo.
Las pinturas de Louis Walden Hawkins por lo general esconden una belleza misteriosa, donde la sombra engendra a la luz y donde la luz engendra a la sombra. Un misterio recóndito que guarda en su seno lo profundo y que ora grita, ora murmulla verdades eternas.

sábado, 15 de mayo de 2010

El 'Sfumato' en el desnudo


El esfumado (sfumato en italiano) se refiere a la graduación sutil de tono que se utilizó para oscurecer los bordes afilados y crear una sinergia entre luces y sombra en la pintura.  Se sabe que Leonardo da Vinci fue el primero en utilizar esta técnica, otorgándosele su invención; es así que la enigmática sonrisa de “La Mona Lisa”se ha logrado precisamente con este método. Con el contorno borroso y colores que suavizan y permiten que las formas se fusionen entre sí dejando siempre algo a la imaginación. Con este procedimiento los medios tonos se mezclan en la sombra, se disipa el color en colores oscuros monocromáticos en otras palabras se van superponiendo finísimas capas de pinturas para dar la sensación de lejanía, profundidad y carácter enigmático a la obra.

El francés Jean-Jacques Hennes cultivó y destacó en este estilo, realizando muchos retratos y especialmente desnudos con el esfumado. Destaca “A Bather mind” donde la mujer reposa sentada, con el rostro de perfil en un bosquecillo al pie de un arroyo, donde aparentemente algo distrae su atención a la vez que levantando el brazo, con sus dedos peina hacia adelante su dócil cabellera sobre su hombro derecho.
























En prácticamente todos trabajos de Jean-Jacques Hennes se puede observar el sfumato y también el chiaroscuro, dando la sensación de vaguedad a sus pinturas. En “Idylle” con el uso de esta técnica muestra una escena dotada de hermosura. El desnudo de una es frontal, aunque en ambas conserva el perfil como un medio sutil para transmitir la exquisitez, gracia y elegancia de las modelos desnudas. La pintura es capaz de transmitir transparentemente la actitud de los personajes. Una toca la flauta con  la concentración y el ensimismamiento que deviene en ternura. La otra se toca la cintura en gesto vanidoso, soberbio y tal vez impaciente que no dejan de tener ese toque de maravilloso erotismo que hace sucumbir todo aburrimiento.

lunes, 10 de mayo de 2010

Sacerdotisa del Eros: Delmira Agustini


Portada de El Libro Blanco de Delmira Agustini

‘Sacerdotisa del Eros’ según Alberto Zum Felde. De personalidad melancólica y sensitiva. Fue amiga y discípula de Rubén Darío, aunque el maestro no dudó en encumbrarla y considerarla de la misma estepa que a Santa Teresa en su exaltación mística.

Poeta autodidacta, con habilidades en música y otras artes, a la edad de diez años ya solía componer versos. Aunque los que la conocían se extrañaban del por qué una mujer tan reservada, puede escribir con matices eróticos.

¿Cómo de su pluma pudieron nacer versos tales que nos transmitan el ardor de un deseo ferviente? Es que su espíritu maceraba el más exótico licor que su cuerpo aún no se atrevía siquiera a soñar. 

Se desposó con Enrique Job Reyes, su novio de toda la vida, pero al que la unía un vínculo que distaba mucho de ser la pasión avasalladora que nos dejaba entrever en sus poemas. Pese a esto, fue una ceremonia con ‘todas las de la ley’en la que tuvo como testigos nada menos a que Juan Zorrilla de San Martín y Manuel Ugarte. Pero fue éste último, el espectador que en poco tiempo se volvería en protagonista en la vida de Delmira.

Los recién casados tuvieron una luna de miel apartados como era menester a quienes ahora eran esposos y ya no novios. Y aunque tal vez la esposa se hubiera desposado con  la intención de vivir armoniosamente, no soportó que su marido fuera un hombre simple y ordinario, un hombrecito que miraba el mundo sin inspiración alguna, sin la visión ni el ideal poético que ella  poseía naturalmente. Sumándose a esto el ultraje del que era víctima por parte de éste, que la descalificaba, lanzándole continuamente frases humillantes y penosas. Delmira solicitó el divorcio y sin esperar mucho, le fue concedido. Fue un momento de cambios decisivos y situaciones difíciles en su vida, pero una ilusión que florecía sin esperanza –incluso antes de su boda con Enrique Reyes- renacía con fuerza en su corazón. Es así que inició una relación apasionada con Manuel Ugarte –testigo en su casamiento- con encuentros amorosos en los que la poetisa vivió una sexualidad intensa.  Pero… ¡por Dios! ¡Un abrigo de angustias, tejido para un pecho poético la tuvo que abrigar!

Aquí es que acaece el desenlace fatal, cuando el ex-esposo, en su frustración de perdedor, le pide entrevistarse con él –sabrá Dios en qué términos-. Si discutieron o evocaron algún sentimiento agradable de su larga y terrible relación en ese encuentro, se desconoce. Pero Delmira Agustini, terminó muerta de dos balazos en la cabeza a manos de su ex-esposo, que inmediatamente después, no pudiendo soportar la culpa, se suicidó.

‘La Nena’, como la llamaban y como solía firmar a veces fue una referencia para las poetisas de las siguientes generaciones en Latinoamérica, su lírica dócil y lasciva jamás constituyó un solo rasgo de vulgaridad. Su ‘Boca a Boca’ es especialmente oscuro y dulce a la vez. Un verdadero embeleso… ¡Qué descifrar ha hecho del acorde de un beso!

domingo, 9 de mayo de 2010

'Boca a Boca' de Delmira Agustini



Copa de vida donde quiero y sueño
Beber la muerte con fruición sombría,
Surco de fuego donde logra Ensueño
Fuertes semillas de melancolía.

.
Boca que besas a distancia y llamas
En silencio, pastilla de locura
Color de sed y húmeda de llamas...
¡ Verja de abismos es tu dentadura !


Sexo de un alma triste de gloriosa,
El placer unges de dolor; tu beso,
Puñal de fuego en vaina de embeleso,
Me come en sueños como un cáncer rosa...


Joya de sangre y luna, vaso pleno
De rosas de silencio y de armonía,
Nectario de su miel y su veneno,
Vampiro vuelto mariposa al día.


Tijera ardiente de glaciales lirios.
Panal de besos, ánfora viviente
Donde brindan delicias y delirios
Fresas de aurora en vino de Poniente...


Estuche de encendidos terciopelos
En que su voz es fúlgida presea,
Alas del verbo amenazando vuelos,
Cáliz en donde el corazón flamea.


Pico rojo del buitre del deseo
Que hubiste sangre y alma entre mi boca,
De tu largo y sonante picoteo
Brotó una llaga como flor de roca.


Inaccesible... Si otra vez mi vida
Cruzas, dando a la tierra removida
Siembra de oro tu verdo fecundo,
Tu curarás la misteriosa herida:
Lirio de muerte, cóndor de vida.
¡ Flor de tu beso que perfuma al mundo !


viernes, 7 de mayo de 2010

El juego amatorio de la sirena.

 Pearl for kisses - Fred Appleyard 

Una escena de cortejo entre la sirena y su compañero, donde el océano es el escenario de una competencia lúdica para obtener el trofeo del que el otro es dueño. Ella posee la pureza e inocencia con que tienta a su acompañante, representadas por Frederick Appleyard por las brillantes perlas que exhibe en su mano derecha y que jamás se dejaría arrebatar sin obtener lo que tanto ansía a cambio. Pero ¿Cuál es el deseo que se alberga en el marino corazón de la sirena? Su deseo se adivina en el mirar conmovido que lanza a los labios de su hermano. Pues desea sus labios… y los besos de su boca salada. Él lo sabe y sin olvidar su rol resistente en el que se fundan sus juegos, rodea y arrostra a la bella, confiado de pagar con creces el tiempo de espera. El collar de perlas se tensa en la disputa y se acrecientan las ansias de lo que pronto se extenderá en un jadeo profundo de amor.

lunes, 3 de mayo de 2010

La Fornarina: La bella amante de Rafael Sanzio.

La Fornarina - Rafael

Nació y murió un Viernes Santo, detalle singular, para quien en vida ostenta el nombre de un ángel y tras su muerte, permanece inmortalizado y ensalzado por su obra. Rafael Sanzio, arquitecto y pintor italiano nacido en la ciudad de Urbino, virtuoso por la magnificencia con la que acariciaba pincel en mano, palacios y basílicas. Junto a Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci, ha formado en la historia el trío de los dotados maestros del arte renacentista. 

En 1519 Rafael plasma en un lienzo la belleza de una mujer mostrando sus pechos desnudos y conserva el cuadro en la privacidad de su taller, siendo conocido sólo por sus discípulos más allegados y de confianza. Y es que los detalles de la pintura encerraban muchos enigmas de la vida personal del maestro, detalles exhibidos en la indumentaria y arreglos de la joven; entre ellos está el brazalete que ostenta en el brazo izquierdo y en el que se puede leer: Raphael Urbinas –versión latinizada del nombre del ilustre pintor-. Asimismo, un anillo en el dedo y una diadema que cuelga del turbante que ayuda a sostener sus cabellos.

El acto de ocultamiento del lienzo, se debió a que la mujer en cuestión, no era otra que su adorada modelo y amante, Margherita Luti, apodada La Fornarina (harinera) por ser hija de un panadero. Y era entendible que todos los detalles en el lienzo apuntasen a un compromiso secreto entre el pintor y la joven. Para ese entonces, varios años hacía ya que el pintor estaba comprometido en nupcias con la sobrina de un ministro de la iglesia, pero dando largas siempre a la fecha de la boda, se internaba durante días en su taller junto a su modelo en aras del arte y del placer carnal por supuesto.

Tales eran sus jornadas en el lecho, que una noche de excesivo trajín sexual, Rafael cogió una fiebre altísima, agonizando durante más de una semana. Ningún médico se explicaba qué le había desencadenado tal padecimiento al artista, por lo que no le pudieron suministrar el remedio adecuado y éste, tal vez por temor al escándalo y descrédito, no confesó nada en absoluto sobre la causa de la fiebre que le estaba llevando a la tumba. Incluso, rechazó que la Fornarina –como su amistosa modelo-  estuviera a su lado en sus últimos días. Sin embargo no fue olvidada en su testamento, asegurándose que recibiera una cuantiosa suma, que en realidad no disfrutó mucho, porque tras la muerte de su amante, Margherita Luti prefirió la vida austera, refugiándose en un convento en el que, al cabo de pocos años murió. Algunos entendidos argumentan que su deceso acaeció por un tumor en el seno que precisamente se capta en la famosa pintura.

La historia del célebre pintor y su modelo, ha servido de inspiración a muchos aristas, pintores y también escritores. Ahí tenemos los sonetos de Rafael Alberti “Sobre los amores secretos de Rafael y la Fornarina” y al escritor parisino Joseph Méry, que en 1858 exaltado por la corriente romántica de la época escribió un libro delicioso basado en esta historia de amor, fiel a la original en esencia, pero llena de nuevos detalles como los blondos cabellos de la modelo, a la cual Rafael requería con locura para inmortalizarla en “El Triunfo de Galatea”, enamorándose perdidamente de ella.

domingo, 2 de mayo de 2010

Envilecimiento.

Sensuality - Franz von Stuck

La ternura se convulsa en amargura. Y la ira, como una pena que divaga oprimida en el corazón del que escucha al amante, pero no le es permitido gritar su nombre. ¿Puede disolverse el amor en el mar inmisericordioso del aborrecimiento? La víctima envilecida y salvaje, inoculada de germen malsano, y asistida por un anillo destructor y mortal.